En artículos anteriores ya hemos hablado sobre la formación y causas del labio leporino o fisura palatina, por ello hoy nos centraremos específicamente en su tratamiento.
Partiendo de la base de que el labio palatino involucra diferentes estructura anatómicas, es necesario abordar el tratamiento de forma multidisciplinar dependiendo del momento del crecimiento del paciente y utilizando diversas técnicas.
El proceso comienza desde el nacimiento del niño hasta la adolescencia donde es tratado por un cirujano maxilofacial. En el momento del nacimiento, el neonatólogo verifica el estado de salud del bebé y descarta otras patologías asociadas, se suele acompañar del servicio profesional de un psicólogo para la familia, las enfermeras ayudan a la madre a alimentar al niño y realizar una serie de cuidados básicos, el otorrinolaringólogo valora el oído y por último el cirujano maxilofacial evalúa la malformación para poder comunicar a los familiares las diferentes actuaciones que se podrán llevar a cabo a lo largo de su vida para obtener resultados estéticos y funcionales.
A los dos meses de edad, el cirujano maxilofacial realiza un estudio preoperatorio y valora la necesidad de colocar un dispositivo intraoral para unir los maxilares y realizar el cierre de la encía, labio y nariz en una sola cirugía. Para preparar este cierre se utilizan aparatos ortopédicos que varían en función de cada tipo de fisura y necesidades del paciente. Normalmente se llevan 10 días en la boca para tener las encías fisuradas cercanas y así operarlas durante la primera cirugía. También se pueden utilizar moldeadores nasales prequirúrgicos para casos en los que la nariz está bastante afectada.
Entre los 3 y 12 meses de edad, se realiza un seguimiento para controlar el postoperatorio y ver la evolución de las cicatrices .
A los 12 meses ya se puede practicar la cirugía del paladar que permite alargarlo para evitar el colapso del maxilar y tener una perfecta armonía de la misma y un habla correcta.
A partir de los 24 meses, los niños intervenidos con paladar fisurado suelen comenzar un proceso de rehabilitación con un logopeda profesional.
A partir de los 3 años el odonpediatra estudia la evolución de la erupción de los posibles dientes desviados o caries así como un control por el otorrinolaringólogo para valor junto con le cirujano maxilofacial si necesita una segunda operación en el paladar por posibles problemas de gangosidad o rinolalia.
Es decir, antes de los 6 años, el problema puede estar resuelto tanto estética como funcionalmente para evitar complejos en la etapa escolar.
A partir de entonces, puede ser necesario un tratamiento de ortodoncia para colocar adecuadamente los maxilares y los dientes o incluso el injerto ósea en la encía a los 10 años si no se hubiera realizado el cierre de la encía a los 3 meses de edad.
Como vemos, para abordar este tipo de casos es necesario contar con un equipo multidisciplinar durante todo el proceso aunque el papel fundamental lo tiene el cirujano maxilofacial. En la Clínica Birbe somos especialistas en este tipo de cirugías gracias al Doctor Birbe y su equipo de profesionales por lo que pueden abordar este largo tratamiento desde el nacimiento del bebé. Consulta de forma personalizada el caso o visita sus instalaciones en Barcelona.