La mandíbula es el único hueso móvil de la cabeza y como tal ejerce un papel fundamental en el ser humano porque nos proporciona la función masticatoria. Tiene una consistencia más dura que el maxilar y cualquier anomalía dificultad la vida cotidiana de cualquier persona. En este sentido, existen muchos pacientes con mandíbula atrófica provocados principalmente por la falta de reposición de dientes perdidos que disminuye la progresión del hueso.
Es importante conocer que a lo largo de éste, discurre el denominado nervio dentario inferior que recorrer ambos lados de la mandíbula y que emerge por un agujero vertical a mitad del hueso existiendo por lo tanto, dos agujeros, uno en el lado derecho y otro en el lado izquierdo del mentón. Esta zona está compuesta por hueso muy resistente que es el que se expone de forma exponencial a todo tipo de golpes y traumatismo por lo que es un área propicia para la colocación de implantes dentales. Es difícil que los mismos se reabsorban y no cuenta con ningún tipo de estructura anatómica que complica la colocación de los mismos.
En cambio, cuando se pierden molares el tratamiento es más complejo puesto que el cirujano maxilofacial debe tener un cuidado extremo para no tocar el nervio dentario inferior que está muy cerca de la zona donde se deben colocar los implantes intentando así encontrar unos 8 mm de distancia entre el nervio y el borde superior del hueso. Éste es probablemente uno de los mayores retos en casos de pacientes con mandíbulas atróficas a los que nuestros especialistas liderados por el prestigioso Doctor Birbe ya se han enfrentado con éxito.
El problema es que cuando se pierden piezas dentales y no se reponen durante mucho tiempo, el hueso merma la distancia por lo que podríamos proceder de varias formas diferentes:
La primera es realizar un injerto óseo en bloque para aumentar la altura y el grosor del hueso. Otra alternativa consiste en en movilizar el nervio,hacia una posición más segura para proceder a la colocación de implantes. Mediante la osteotomía de Lefort el hueso se puede adelantar a una posición más óptima también. Y en último lugar, se puede proceder a la distracción alveolar en los casos en los que la pérdida de hueso es muy localizada de tal forma que se aumenta la altura del mismo mediante la tensión con un tornillo que va girando de forma progresiva en varias semanas. Cuando ya ha alcanzado la altura deseada, se retira el tornillo y se procede a la colocación de los implantes.
Es muy importante identificar qué técnica se debe utilizar según cada paciente ya que si la pérdida de hueso es acusada y se colocan los implantes, éstos invaden al seno del hueso provocando lesiones crónicas. Por ello en la Clínica Birbe llevamos años tratando este tipo de caso de forma especializada en unas instalaciones con la última tecnología y un equipo médico líder en cirugía maxilofacial, ya que sólo así, se pueden conseguir los mejores resultados.