Conseguir unos dientes blancos es el deseo de muchos. Actualmente, el blanqueamiento dental es uno de los tratamientos que más se piden en el ámbito de la odontología. No obstante, hay varios aspectos a considerar porque no consiste ni en un tratamiento estético que se pueda realizar sin control de un odontólogo ni en una manera de conseguir ese tono blanco que está cerca de deslumbrar.
Blanqueamiento dental: un tratamiento odontológico
Como tratamiento, el blanqueamiento dental consiste en la aplicación de un producto que tiene un efecto blanqueador, pero esto no significa que realizar este tratamiento una vez al año sea lo más correcto. En este caso, se expondría a los dientes a unas consecuencias negativas, por lo que es mejor evitarlo. De hecho, de someterse a este tratamiento, se recomendaría hacerlo una vez cada cuatro o cinco años.
Según el área afectada, el blanqueamiento podría ser interno o externo:
- Interno: se aplica en dientes cuyo interior está afectado. Es el caso de pacientes que han sufrido un traumatismo dental.
- Externo: se aplica en dientes teñidos debido al consumo de comidas o bebidas con una alta capacidad de tinción, como ocurre con el vino, el café, el té o la remolacha. También ocurre con el tabaco.
Un tratamiento de blanqueamiento dental realizado en buenas condiciones tiene unos efectos positivos. Por este motivo, el paciente interesado debe asegurarse de que se realizará bajo la supervisión de un dentista, que señalará de manera previa las condiciones de salud que debería cumplir el paciente.
La figura del profesional en odontología es fundamental, ya que será el encargado de realizar un diagnóstico previo y que el tratamiento se realiza en unas condiciones óptimas.
Además, hay que añadir que los efectos de este tratamiento son única y exclusivamente sobre los dientes, por lo que el material cerámico empleado para obturaciones (conocidas como empastes), carillas o coronas.
La obsesión del blanco nuclear
Muchos pacientes se confunden al entender que en el blanqueamiento dental se consiguen unos dientes 100% blancos. Esto no es así. De hecho, nuestros dientes naturales ni siquiera son totalmente blancos.
Es por ello que es importante subrayar que el resultado de este tratamiento será un tono más claro de los dientes sin lugar a dudas, pero no un blanco total.
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