La colaboración entre el ortodoncista y el cirujano maxilofacial, clave del éxito de una cirugía ortognática

Igual que en cualquier cirugía, en el caso de la cirugía ortognática son necesarios unos preparativos cuidadosos si se quiere garantizar un buen resultado y evitar posibles complicaciones. En este punto, es vital la estrecha colaboración entre el ortodoncista y el cirujano maxilofacial. Estos dos profesionales juegan un papel esencial y su coordinación es clave para obtener resultados óptimos y minimizar riesgos. A continuación, analizamos cómo contribuye esta cooperación al éxito de la intervención, qué funciones desempeña cada especialista y cómo su trabajo conjunto beneficia a los pacientes.

Dos especialistas en sintonía

Una alianza sólida y una comunicación fluida entre el ortodoncista y el cirujano maxilofacial son obligatorias para lograr una buena cirugía ortognática. Mientras que el cirujano debe entender el enfoque de la ortodoncia, el ortodoncista ha de tener claros los objetivos pre quirúrgicos y las limitaciones de la intervención. Los buenos resultados dependen de un diagnóstico preciso, una planificación minuciosa y la unión del conocimiento entre ambos. Deben, pues, estar en sintonía.

En una cirugía ortognática, estos dos profesionales asumen roles distintos pero también complementarios. El ortodoncista prepara los dientes antes de la intervención, colocándolos en la posición idónea mediante el uso de aparatos correctores. Este proceso es crucial porque garantiza que, tras la cirugía, quedarán alineados con los maxilares. Eso permitirá, a su vez, una oclusión correcta y una mejor función masticatoria. El cirujano maxilofacial, por su parte, es el encargado de llevar a cabo la intervención que modificará la posición y el alineamiento de los huesos faciales. El objetivo, en cualquier caso, es corregir deformidades esqueléticas que afectan negativamente tanto a la estética y equilibrio del rostro como a algunas funciones básicas, entre ellas la mordida, la respiración e incluso el habla. La cirugía implica cortar y reposicionar partes de la mandíbula, del maxilar o de ambos, y su éxito depende de la preparación de la ortodoncia previa.

El papel esencial de la comunicación

La coordinación entre ortodoncista y cirujano maxilofacial es esencial a lo largo de todo el proceso de la cirugía ortognática, antes, durante y después de la operación. En la fase de planificación, ambos profesionales deben trabajar juntos para desarrollar un plan de tratamiento integral y personalizado. Dicho plan requiere una comunicación constante para asegurar que todos los aspectos y pasos a dar están controlados.

Si dicha colaboración no es adecuada, pueden surgir problemas. En caso, por ejemplo, de que el ortodoncista no prepare los dientes de manera óptima a causa de una falta de información sobre la cirugía, el cirujano podría encontrarse con dificultades para realizar la intervención de forma adecuada o de conseguir los objetivos marcados. Si el cirujano no comunica de manera clara los detalles sobre las modificaciones que tiene previsto realizar en los huesos maxilares, el ortodoncista podría alinear los dientes de forma incorrecta, lo que conduciría a una mala mordida y una estética insatisfactoria.

Solo cuando la coordinación entre los dos es la adecuada, se logran beneficios significativos. La planificación permite al ortodoncista recolocar los dientes en una posición ideal para la intervención quirúrgica, lo que facilita el trabajo del cirujano. Y, una vez acabada la cirugía, el ortodoncista puede jugar un papel clave en el ajuste final de la alineación dental.

Ventajas de una cirugía ortognática bien coordinada

Una cirugía ortognática bien planificada y ejecutada, en la que el ortodoncista y el cirujano maxilofacial trabajen codo con codo, ofrece importantes beneficios. Desde el punto de vista estético, se conseguirá una mejor simetría facial y una apariencia más armoniosa. Y en cuanto a la funcionalidad, gracias a la intervención el paciente podrá masticar mejor los alimentos o respirar más fácilmente.

Cuanto mayor sea la coordinación, más satisfactorio será el resultado y más se reducirán los posibles riesgos asociados a la intervención. Una planificación previa bien estudiada y ajustada a las necesidades concretas del paciente, una ejecución controlada durante la intervención y un seguimiento posoperatorio adecuado son las tres claves para una cirugía ortognática de calidad con una recuperación más rápida y con menos complicaciones.

Si necesitas saber más sobre cirugía ortognática, el equipo de Clínica Birbe te ayudará. Puedes llamarnos al +34 932 124 737, enviarnos un whatsApp al +34 626852363 o escribirnos a clinica@birbe.org.

Artículo redactado por el Comité Editorial de Birbe

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